Perez Rojas LuisReyes Valdez Horacio2024-11-212024-11-212006https://hdl.handle.net/20.500.12371/22585La historia del Derecho Penal y de las Penas ha sido un capítulo desgraciado, lamentable, pero probablemente imprescindible por el que transitó la humanidad en general y nuestro pueblo en particular. La generalización de la pena de encarcelamiento, como principal respuesta al delito, se considera generalmente un progreso en la historia de la humanidad, que con la cárcel salió rápidamente de la época atroz del castigo corporal y sobre todo de la pena de muerte, aplicada en forma generalizada, como pena principal y casi exclusiva. La cárcel como hoy la conocemos, tiene cerca de doscientos años de existencia. Ella surgió como respuesta humanizadora a la pena frente a los azotes, grilletes, cepo, amputaciones, estigmas visibles, tormento, la esclavitud y la muerte. Desde los penitenciaristas ingleses John Howard y Jeremie Bentham, se comenzó a buscar otra propuesta de castigo frente a la horrenda conducta con que el sistema sancionatorio de entonces respondía. Una política criminal realista impone el mantenimiento de la pena privativa de libertad para aquellos delitos que atacan gravemente bienes jurídicos fundamentales. Supone además la inclusión masiva de proveimientos diferenciados que impidan el encarcelamiento de las personas, a la vez que satisfagan suficientemente a las víctimas y sirvan de reaseguro a la comunidad global. La necesidad de buscar formulas para resolver los problemas que confrontamos, la de enriquecer y profundizar en nuestro trabajo es una tarea constante y permanente en la actividad penitenciaria, lo cual constituye la creación del Sistema Integral de Readaptación Social.spaCrisis penitenciaria en el siglo XXI: el trabajo como factor de rehabilitación social en el tratamiento penitenciarioTesis de licenciaturarestrictedAccessD2006 R4C7