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Browsing by Author "Nicanor Barbosa, Amanda Denisse"
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Contribución a publicación periódica Banco de germoplasma del Jardín Botánico Universitario(Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2024-09-25) Nicanor Barbosa, Amanda Denisse; Robles Ramos, Ana Carolina; https://orcid.org/0009-0007-9636-8107; https://orcid.org/0009-0006-0817-754XDebido a la importancia en la seguridad ambiental, así como una respuesta a la pérdida de biodiversidad se crearon los bancos de germoplasma. Por ello, el Jardín Botánico Universitario de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla inició una colección con el apoyo de Botanic Gardens Conservation International. De acuerdo con un boletín de la universidad hasta 2021 la colección resguardaba 10 especies y más de 40 mil semillas [1]. Estos bancos son áreas o espacios donde se preserva material genético, mediante colecciones de semillas. Su objetivo es conservar la biodiversidad a largo plazo [2]. Su importancia reside en evitar la pérdida de la diversidad genética causada por diversos factores como lo son: ambientales, físicos, biológicos o por actos provocados por actividades antropogénicas. Dicha diversidad vegetal, sustenta el funcionamiento de ecosistemas y es uno de los principales soportes para la vida en nuestro planeta [3]. Para su posterior resguardo es importante llevar a cabo una caracterización morfológica ya que esto permite describir características cuantitativas y cualitativas de las semillas [4], dichas características ayudan a medir la variabilidad genética de una colección mediante el uso de descriptores definidos [5]. Después se llevan a cabo pruebas de viabilidad para las semillas, en el banco de germoplasma del JBU se llevan a cabo 3 pruebas fundamentales. · Prueba de flotación: Se fundamenta en el peso específico de cada semilla. Consiste en llenar un recipiente con etanol al 96% y dejar reposar las semillas durante 30 minutos. Las semillas vanas flotarán, mientras que las maduras y viables se hundirán [6]. · Prueba de corte: Consiste en un corte longitudinal por la mitad de la semilla, con el fin de poder observar las condiciones del embrión. Si este presenta un color blanco o tonalidades color crema, la semilla es viable mientras que, si el color es amarillo intenso o café, la semilla es vana [7]. · Prueba de tetrazolio: Las semillas se mantienen en total oscuridad sumergidas por 24 horas en una solución de tetrazolio en concentraciones del 0.75%-1%. La prueba se fundamenta en una reacción de óxido-reducción por parte del indicador de tetrazolio con el propósito de indicar la respiración celular [8]. Al finalizar las pruebas, si el resultado es exitoso, se almacenan en el Laboratorio de Ecofisiología y Conservación donde pueden perdurar de 30 hasta 150 años en las condiciones adecuadas [1]. Palabras clave: Bancos de germoplasma; seguridad ambiental; semillas; viabilidad de semillas; almacenaje de semillas.Contribución a publicación periódica Biocarbón producido a partir de orujo de uva, ¿una alternativa viable como biofertilizante?(Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2023-09-13) Nicanor Barbosa, Amanda DenisseDebido al aumento en la producción de alimentos se genera una cantidad numerosa de desperdicio de alimentos. El sector de procesado de frutas y hortalizas genera la mayor parte de estos residuos, los cuales pueden ser utilizados como materia prima sostenible para producir biocompuestos utilizando tecnología verde que es económica, sostenible y amigable al medio ambiente [1]. El orujo de uva es el residuo sólido obtenido tras la extracción del jugo de uva y es el principal subproducto del proceso de elaboración del vino. Lo comprenden cascaras trituradas y semillas con algunos tallos. De este, las semillas de la uva y su aceite son de suma importancia debido a que son ricas en fenoles, vitamina E, fitoesteroles y ácidos grasos poliinsaturados. además, se extrae para producir biocombustibles, alcoholes, alimento para animales y fertilizantes [2, 3]. Este trabajo se basó en el artículo "Production of a biofertilizer from exhausted grape waste: agronomic and environmental impact on plant growth", en el cual podemos conocer una de las aplicaciones del orujo de uva al convertirse en biocarbón para poder realizar pruebas sobre su utilidad como biofertilizante [4]. Debido a que el cultivo de viñedos requiere grandes cantidades de fertilizantes cada año, la idea de recuperar la materia orgánica de los desechos de la uva podría producir un recurso barato y de fácil acceso para el compostaje del suelo, esto parece ser una opción viable. Los efectos del biocarbón producido mediante orujo de uva parecen tener efectos favorables para el suelo y el ambiente, sin embargo, los beneficios notables solo pueden notarse a largo plazo [4].Contribución a publicación periódica Semillas encapsuladas en algas marinas, una nueva forma de agricultura sostenible(Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2023-09-05) Nicanor Barbosa, Amanda DenisseActualmente las prácticas agrícolas modernas dependen en gran medida de fertilizantes químicos sintéticos y pesticidas para aumentar el crecimiento y el rendimiento. El uso desmedido de fertilizantes químicos/plaguicidas conduce a consecuencias devastadoras de calidad ambiental, como lo son la inestabilidad estructural, el ensamblaje de contaminantes peligrosos; lo que provoca un desequilibrio biológico entre el suelo, la vegetación y los microorganismos. Sin embargo, la forma en la que trabajan las microalgas y cianobacterias para compensar el rendimiento de las plantas y otras posibles aplicaciones, por el momento no tiene un campo de estudio amplio [1,2]. Por lo tanto, para hacer un cambio hacia el uso de biofertilizantes y bioestimulantes naturales en la agricultura se han realizado estudios en los que con ayuda de algas como: microalgas (Spirulina plantensis y Chlorella vulgaris) y macroalgas (Sargassum, Halimeda macrolaba y Gracilaria) presentadas en el artículo en el que se basó este trabajo, “Development of marine algae-encapsulated seed product for sustainable agriculture production -a novel approach”, son una opción con bastante potencial para zonas en las que no hay mucha agua y se recurre a esperar a que el clima ayude a regar los cultivos [3,4]. Los microorganismos son una fuente rica de nutrientes básicos necesarios que se pueden utilizar en la fabricación de biofertilizantes para aumentar la productividad de tierras agrícolas. Un ejemplo de estos microorganismos son las microalgas, que pueden ser utilizadas en la agricultura moderna por su capacidad para enriquecer los nutrientes del suelo y mejorar la utilización de macro y micronutrientes. Además de mejorar la fertilidad y la calidad del suelo. Estos organismos son capaces de producir hormonas de crecimiento para las plantas, compuestos microbianos y otros metabolitos para promover el crecimiento [5].