Mystico Jacob : Sermon funebre que en las honras que por la Provincia de Santiago de Predicadores de Nueva-España en el Imperial Convento de N.P. Santo Domingo de Mexico, el dia 26 de Octubre de 1748 años hizo a N. Ecxmo. y Rmo. P. M. General Fr. Thomas Ripoll, N. M. R. P. Fr. Joseph Larrimbe Maestro en Sagrada Theologia de los del numero de Cathedra de dicha Provincia, Doctor Theologo por la Real Universidad de México, Calificador del Santo Oficio, ex-Procurador, y Difinidor de ambas Curias, y segunda vez Prior-Provincial de dicha Provincia, &c.
Date
1749
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Publisher
Impreso en Mexico : en la imprenta de Doña María de Rivera
Abstract
La primera parte del sermón inicia con una cita en latín y con una introducción poética haciendo alusión a la muerte, el llanto, la pérdida y el luto que representan la ausencia y partida del Maestro General, a quien el predicador describe como un hombre lleno de “ciencias, virtud y sabiduría”. Además, hace un recuento de cómo llegó a la vida religiosa, sus tres años de noviciado y un comentario del Maestro de Novicios, quien avizoró en el fallecido esperanzas grandes de ser un hombre insigne y lo refuerza con una cita en latín del papa Benedicto XIV. La segunda parte, en la página 8, narra los detalles del día y hora en que Ripoll dejó la vida terrenal. Primeramente, el predicador llama al fenecido “un hombre de un siglo” refiriéndose a su edad de 95 años, también menciona que la fecha coincide con un equinoccio. A lo largo del sermón exalta su vida ejemplar, santa y llena de virtudes.
Description
Tomás Ripoll (1653-1747) fue un dominco español quien tomó los votos a los trece años, obtuvo el título de maestro en teología, fue calificador del Santo Oficio, rector de la Academia de Santo Tomás en Barcelona y provincial de Aragón, para finalmente en 1725 convertirse en el maestro general de la Orden. Su vida devota y virtudes son exaltadas en el presente sermón fúnebre. En dicho género, se buscaba recordar la existencia del fallecido; la prédica se desarrollaba en torno al enaltecimiento de su trayectoria como vida digna de ser imitada, a lo cual se exhortaba a la audiencia. Era común que en este tipo de textos se asociara al difunto con el nombre de un santo o figura bíblica, aquel que evocara algún rasgo característico de la labor desempeñada en vida. En este caso, se nombraba a Ripoll (maestro general de la orden y por tanto padre de ella) como el “Jacob místico”, una analogía que se refiere a su camino virtuoso en el que se encumbra la entrega al ministerio que le fue encomendado.
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