El derecho al desarrollo como derecho humano y la globalizacion
Date
2007
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Publisher
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
Abstract
El derecho al desarrollo es un derecho humano inalienable en virtud del cual todo ser humano y todos los pueblos están facultados para participar en un desarrollo económico, social, cultural y político en el que puedan realizarse plenamente todos los derechos humanos y libertades fundamentales. La mundialización que se está imponiendo en la actualidad se caracteriza por una visión marcadamente individualista y mercantil de la realidad humana, sin preocuparse por las enormes desigualdades económicas y sociales existentes, y lo que es peor: agravándolas y aumentándolas aún más. Las fuerzas hegemónicas en lo económico, político, social y cultural, que controlan asimismo los grandes medios de comunicación, han logrado poner de moda los términos globalización o mundialización como paradigma de la sociedad del futuro. Sin embargo, el modelo que estas fuerzas están imponiendo, en realidad, se limita en gran medida a una mundialización del mercado capitalista, junto con sus valores e intereses, en su versión más ultraliberal neoliberalismo de mercado. Por este motivo, las críticas hacia este modelo se centran principalmente en la marginación de lo humano, lo social y lo cultural, frente a la preponderancia de lo económico, lo financiero y lo comercial. De esa manera las políticas económicas denominadas de austeridad o de ajuste estructural en los países en vía de desarrollo, los cuales contribuyen a perpetuar un sistema de dominación económica y política mediante un intercambio económico y comercial enormemente desequilibrado, desigual e injusto. Son los denominados programas de ajuste estructural promovidos por las instituciones financieras internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), e impulsados por los Estados de los países más ricos e industrializados y las empresas transnacionales. Dichos programas de ajuste estructural, rebautizados con el nombre de estrategias de lucha contra la pobreza, confían en que el mero crecimiento económico aportará por sí solo el desarrollo. Dicha progresión económica, si se da tal y como lo proponen las instituciones financieras internacionales mencionadas, beneficia sobre todo a las capas más privilegiadas de la sociedad y aumenta aún más la dependencia de los países del tercer mundo, lo cual se refleja, por ejemplo, en el aumento continuo de la deuda externa de estos países. Los intereses por el pago de esta deuda constituyen la base del paradójico fenómeno consistente en que el flujo de capitales es, hoy en día, predominantemente del Sur o Periferia, cada vez más pobre y endeudado, hacia el Norte o Centro, rico e industrializado, y no al revés, como debería suceder si se quiere invertir este proceso de pauperización global en que está degenerando la actual mundialización del mercado. Esta nueva realidad ha provocado que la función del derecho este en un constante cambio, transformación que lo lleva a plantear una valoración del papel del Estado en esta era de la globalización, donde el desarrollo social es una constante para alcanzar y de esa manera se materialicen principios elementales del Estado de Derecho como el de justicia social y una mayor democratización de las instituciones encargadas de aplicar políticas publicas más equitativas