Proyecto de una planta para producir yoduro de potasio (U. S. P.)
Date
1973
Authors
Journal Title
Journal ISSN
Volume Title
Publisher
Universidad Autónoma de Puebla
Abstract
Hasta hace poco se tenía el convencimiento de que la imagen científica final del mundo sería hermosa, ordenada y sencilla, pero a medida que aquélla se ha ido enriqueciendo, nos hemos llevado muchas sorpresas. La belleza existe, pero no es como se la suponía; el orden también existe, pero no silencia nuestras preguntas; la sencillez ha desaparecido.
La materia es el mundo en derredor nuestro; es todo lo que vemos, sentimos y tocamos. Nos parece muy familiar hasta que leemos lo que los científicos han descubierto acerca de ella durante los últimos 50, los últimos 20 los últimos 2 años.
Así el brillante, por ejemplo, parece a primera vista de resplandeciente consistencia; pero a medida que vamos leyendo nos enteramos de que es un producto formado por un conjunto ordenado de átomos, los cuales a su vez son principalmente espacio vacío, y motas infinitesimales de protones y neutrones. Sabemos ahora que todo eso es materia, pero no estamos, ni mucho menos, seguros de que la imagen sea completa. En el interior del minúsculo corazón del átomo “el núcleo” se han hallado no menos de 30 clases de partículas elementales, y nadie puede decir qué otras cosas saldrán del bombardeo nuclear. Cuanto más analizan los científicos, menos evidentes parecen las respuestas.
Los misterios de la materia han estimulado la gran exploración intelectual de nuestro tiempo. Hay dos razones por las cuales debemos compartir ese entusiasmo. Una de ellas es la diversión, el placer estético de penetrar más profundamente en lo desconocido: la otra son los conocimientos que obtenemos como resultado.
Debemos poseer esos conocimientos, no solo por sí mismos, sino también por el poder que ponen en nuestras manos. Si entendemos la naturaleza de la materia, podemos controlarla para nuestros usos; mortíferos o benéficos. Un pedazo de uranio parece tan inactivo cómo cualquier otro trozo de roca. Las primeras investigaciones sobre la estructura de tales trozos parecían ser sólo un ejercicio académico. No obstante, en el curso de una generación, los gobiernos gastaban miles de millones de dólares en proyectos científicos, que eran consecuencia directa de los primeros inocentes experimentos. Había sucedido que los científicos encontraron una manera de liberar cantidades de energía que el hombre nunca tuvo a su disposición.
Los resultados han cambiado la historia del mundo durante 20 años.
Algo semejante puede suceder de nuevo, y es probable que ocurra. Y si bien los científicos y los políticos tomaran finalmente las decisiones que sean necesarias, los ciudadanos responsables tendrán que hacer sentir lo que piensan. Y no podrán hacerlo a menos de que comprendan de qué se trata. La ciencia nos proporcionará un mundo mejor, solamente si hay suficientes personas que se cercioren de que sea así, lo cual significa que, para empezar, tenemos que adquirir los conocimientos que nos ayuden a comprender.