Testimonio del éxodo que vivieron los miembros de la Compañía de Jesús tras su expulsión de tierras novohispanas y la posterior extinción de la Orden. Fue escrito, como otros de igual naturaleza, desde el exilio, con el fin de responder a los detractores de la Compañía, pero también de los americanos, o bien para hacer un recuento pormenorizado del amargo viaje del destierro. El sacerdote Antonio López de Priego (1703-1802) escribió esta Historia –dedicada a su hermana, la monja María Josefa de la Santísima Trinidad Priego (religiosa del convento poblano de santa Catarina de Sena )– en un estilo histórico-literario. A través de su relato, el jesuita exiliado hace una defensa ponderada aunque patriótica de la Nueva España, sus ciudades, colegios, plazas, frutos y naturaleza, aunque no deja de lado la crítica a las condiciones del reino.